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Primeros pasos hacia el bienestar

Qué cambios puedo empezar a realizar hoy mismo?

Disponerse a mantener una alimentación saludable puede ser muy sencillo. Sin embargo, a la hora de empezar, solemos decir “mañana empiezo” o “el lunes será un buen día para empezar”…. o es algo que dejaremos para el inicio del nuevo año o cuando se acerque el verano… y sin darnos cuenta, procrastinamos y empujamos el momento del cambio para más adelante.

A veces nos pasa que, a pesar de estar comprometidos con nuestra salud y bienestar, a pesar de haber tomado la decisión de iniciar un cambio en las costumbres alimentarias, nos encontramos confundidas y no estamos seguras por donde empezar.

Si, es cierto que hacer cambios a veces puede resultar estresante y también llevarnos a un estado de confusión. Pero no estas sola! Es importante que puedas asesorarte con un profesional que conozca y entienda tu necesidades y las de tu hijos para ofrecerte un cambio paulatino y adecuado.

Recuerda que cada organismo tiene sus características y por consiguiente, tendrá necesidades diferentes. Es muy importante ajustar el nuevo programa de alimentación de manera que te sientas cómoda, disfrutes de la nueva propuesta y estés contribuyendo a mejorar tu salud y la de tus hijos.

Sin embargo, hay 2 sugerencias que se adaptan a la mayoría de los casos y hoy te las dejo acá para que comiences a concientizar lo que le ofreces a tu cuerpo en cada ingesta. El organismo es un sistema complejo y sumamente inteligente que reaccionará de acuerdo al alimento que recibe.

El primer paso será bajar los niveles de ingesta de azúcar. Cuando digo azúcar, no solo me refiero al azúcar que le agregas al café. Azúcar hay en muchos alimentos, en formas variadas, por ejemplo en las harinas. Un paso pequeño que tendrá consecuencias positivas enormes será reemplazar el azúcar blanco, por ejemplo por azúcar de coco, y bajar considerablemente el consumo de harinas (pan, galletas, pastas, etc). Ahora te invito a reflexionar sobre cuanta azúcar (entre cereales azucarados, jugos y gaseosas envasados, golosinas varias, galletitas, tortas, panificados varios, pastas, etc) consume tu hijo de tan solo algunos años…

El segundo paso será evitar todo lo que puedas los productos industrializados. Es cierto que en esta era buscamos simplificarnos el camino y hoy en día muchos alimentos vienen pre-cocidos, con mezclas preparadas, o simplemente listos para comer. Lamentablemente, debes saber que cuanto más terminado está el producto que compras en el supermercado, menos calidad nutritiva, más químicos y conservantes contiene. 

Esto último, sumado al consumo de azúcar, generan una gran inflamación en los sistemas del organismo generando cansancio, dolores de cabeza, problemas digestivos, constipación/diarrea, gases, reflujo, insomnio, falta de concentración, pérdida de memoria, resfríos, debilidad corporal, mocos, eczemas en la piel y muchos otros síntomas que son muestra de que el cuerpo está haciendo un gran esfuerzo para funcionar correctamente a pesar de no recibir las nutrientes que necesita.

Por todo esto, intenta volver a las fuentes. Alimenta a tus hijos con frutas y verduras frescas o que tú preparas y cocinas en tu casa, incorpora cereales, semillas, alimentos fermentados. Evita los enlatados, los alimentos multiprocesados y aquellos que no sabes lo que contienen realmente.

Dos pasos que te devolverán control y poder sobre la manera en que nutres tu organismo y el de tus hijos. Dos pasos que cambiarán tu punto de observador acerca de lo que tu y tus hijos se llevan a la boca. 

 

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