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Características generales

Acerca del desarrollo entre el nacimiento y los 6 años

Maria Montessori presenta una manera de abordar la niñez y la infancia, mirando al niño como protagonista de su propio desarrollo y de la construcción del hombre que será en el futuro. Este abordaje, surge de la observación, -herramienta que sustentará su teoría pedagógica-, y no de deducciones abstractas, transformando su método en un estudio científico.

El niño como constructor de sí mismo, es también su propio maestro y cada camino de aprendizaje es individual y único. “…en el campo del niño no existen competiciones, porque nadie puede reemplazar el trabajo destinado a construir al hombre que debe realizar por sí mismo. En otras palabras, nadie puede crecer por él.”(La Mente absorbente del niño. Maria Montessori)

Y es por este motivo, que el adulto solo puede acompañar al niño en este proceso, aportando sus experiencias y modelando el camino. Sin embargo, es un proceso de guía y no de maestro, ya que el niño trae consigo desde su nacimiento, la sabiduría para su desarrollo y el impulso hacia la independencia que lo acompañan desde el inicio de la vida. “El individuo posee una fuerza vital y activa que lo guía hacia su evolución. Esta fuerza ha sido denominada por Percy Nunn: horme”.

De acuerdo a las palabras de Maria Montessori, la finalidad principal de la edad infantil es la formación de un individuo adaptado a su época y a su ambiente, y estudiando la naturaleza. Y para lograr este objetivo a lo largo de su infancia, el niño pondrá en juego su mente absorbente, capaz de registrar todo lo que lo rodea e incorporarlo a su Ser.

La voluntad es una fuerza que impulsa al crecimiento, al desarrollo y a acciones benéficas para la vida. Forma parte de un poder universal, que es la propia fuerza de la vida en curso de evolución. Los primeros seis años de vida de un ser humano son clave para el desarrollo psíquico, emocional y espiritual. Desde la gestación, el niño transita una transformación intensa y constante.

En este período, el niño experimenta su primer contacto con las personas que forman parte de su círculo íntimo, tiene una primera experiencia escolar, reconoce su entorno físico y se relaciona con la naturaleza. También inicia su vida social y aprende a comunicarse mediante la palabra. Incorpora la cultura y las costumbres familiares, adopta las tradiciones y la religión, si la hubiere. En seis años de vida solamente, habrá pasado de ser un ser inerte y totalmente dependiente a transformarse en un niño autónomo e independiente, erguido en dos piernas y con un tamaño de por lo menos el doble del de su nacimiento. Su cerebro se habrá desarrollado casi en su totalidad (90%) al alcanzar el fin de este período. Estos primeros seis años de su vida definirán en gran parte su personalidad, sus actitudes y su percepción del mundo.
Una de los grandes legados y aprendizajes que nos ha dejado Maria Montessori es seguir al niño; “No me sigan a mi, sigan al niño”. Tan simple parecen sus palabras, sin embargo son la clave de sus investigaciones científicas, su método y el sustento de sus observaciones.
Si tienes la sensibilidad y la paciencia de observar a tu niño, percibir sus necesidades, disfrutar de sus conquistas y aprendizajes, sabrás siempre qué está necesitando y podrás brindarle el marco adecuado. 

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