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¿Cuántas veces dices “NO”?

El lenguaje como generador de realidades

Ya lo decía Maria Montessori “…tantos NO son poco efectivos -de hecho muchas veces son definitivamente dañinos cuando llenan a los niños pequeños con temor y resentimiento- y que es mucho más efectivo ofrecerle algunas actividades alternativas con las que se puede ocupar alegremente, olvidándose de sus acciones o comportamiento previos que tú tan ansiosamente querías que dejara de hacer.” (M. Montessori le habla a los padres)
La palabra NO no es mala y suele ser muy efectiva si la utilizas cuando realmente la necesitas. Si la vida de tu niño está en peligro, si corre un riesgo real, el NO será dicho en la situación correcta. Sin embargo, si no deseas que toque un adorno del aparador, o si no debe subirse al sofá con los zapatos puestos, siempre puedes encontrar una manera positiva de transmitirlo.

Lo principal es que tu hijo comprenda las razones, las consecuencias de sus actos, en lugar de “NO, porque yo lo digo”. Te dejo algunos ejemplos “Ese adorno es muy delicado y se puede romper si lo mueves. Voy a mostrarte este que está acá, que puedes tomarlo y explorarlo”. Ofrecer una alternativa, siempre es una buena opción a la hora de negar un objeto. Procura aprovechar la situación como una oportunidad en lugar de cerrar las opciones. Tu niño estará dispuesto a recibir propuestas interesantes.

“Cuando te subes al sofá con los zapatos, se puede ensuciar. Ahora tendremos que limpiar estas manchas, quieres ayudarme? Recuerda la próxima vez quitarte los zapatos antes de sentarte.”
La manera en que dices las cosas es además, el lenguaje que adquirirá a la hora de comunicarse con otros. Procura sostener tus límites claros y utilizar un lenguaje firme y amoroso. El límite es amor y contención, no hay nada de enojo en este proceso.

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