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El Ambiente preparado

¿Acaso el mundo, tal como lo conocemos, está preparado para los niños?

Antes de zambullirnos dentro de las características específicas de un ambiente Montessori, o de pensar en qué modificaciones podrías realizar en tu casa para adecuarla a las necesidades de tu hijo, es muy importante entender una de las premisas fundamentales de la filosofía Montessori.

La educación Montessori apunta a darle al niño las herramientas necesarias para construir las bases de su estructura psíquica y emocional, adquiriendo la confianza y la seguridad necesarias para desenvolverse en la vida de manera independiente y autónoma desde sus primeros años de vida. Esas características, atributos y posibilidades influirán de manera determinante en las decisiones de futuros jóvenes y adultos, propiciando una sociedad responsable, activa, respetuosa, empática y comprometida que actúa en relación al prójimo y al medio ambiente, con el objetivo utópico -sostenía Maria Montessori- de alcanzar la paz mundial. Es por esta razón que se llama a este método educativo “la educación para la paz”.

​Para acercarnos a ese maravilloso e idílico objetivo, debemos reconocer que el mundo tal como lo conocemos, no está preparado para los niños y que, en líneas generales, los pequeños deben “esperar a ser grandes” para relacionarse con él, sus reglas, espacios y objetos. ​
La propuesta Montessori, ofrece al niño la posibilidad de romper con esta creencia, -que el niño no puede porque es pequeño-, y volcar en él la confianza acerca de sus capacidades ofreciéndole un espacio acorde a su tamaño, necesidades y posibilidades.

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