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El comienzo de la transformación

Tu transformación hacia el adulto preparado puede comenzar hoy

El proceso de transformación de un adulto es largo y requiere tomar consciencia de nuestras actitudes frente al mundo. No sólo lo que pensamos y lo que decimos, sino nuestras acciones son las que ilustran el lugar que ocupamos en el mundo. Ya hablaremos de la importancia de la observación, hacia afuera y hacia adentro, el lenguaje corporal y gestual, el tono de la voz, etc.

Cuando estos conceptos comienzan a resonar en tu vida, es hora de prestarles atención e investigar cómo influyen en ti cotidianamente y en tus vínculos con otras personas, especialmente con tu hijo. En tu rol de madre o padre, puedes enriquecer la interacción con tu niño utilizando las premisas fundantes del enfoque educativo Montessori. Adquirir estas herramientas te ubicará en un lugar de guía y contención para acompañar a tu hijo a descubrir el mundo en el que vive, impulsándolo a
convertirse en la persona que desea ser, y compartiendo con él el camino que ofrece la niñez, lleno de nuevas experiencias y emociones.
La atención amorosa y respetuosa de la familia y el entorno, el aprovechamiento de las ventanas de oportunidad, la exposición a ambientes ricos en experiencias sensoriales y la estimulación del desarrollo motriz que reciba el niño es lo que le permitirá desarrollarse plenamente en armonía y balance emocional.

Te dejo acá algunos tips para empezar y comenzar a registrar algunos cambios: reemplaza la palabra “enseñar” por “mostrar”. Fíjate como algo tan sutil puede generar una diferencia tan grande:”Te voy enseñar como se arma esta torre” o “Te voy a mostrar como yo armo esta torre”. El primer ejemplo es lo que diría un maestro. “Yo sé y tú no sabes, por eso voy a decirte cuál es la manera de hacerlo correctamente. Si prestas atención a lo que hago, lo aprenderás”. Sin embargo, la segunda frase, que representa al guía, ofrece al niño una posibilidad. “Esta es la manera que yo lo hago. Voy a mostrarte y luego tú podrás intentarlo”. Puedes notar la diferencia? Las palabras que eliges para dirigirte a tu niño, el lenguaje corporal y gestual, serán el primer paso en este camino de transformación y toma de consciencia. Hablaremos más adelante sobre el lenguaje positivo, el peso y valor del NO y del MUY BIEN, y cuándo decirlos para que no pierdan su significado cuando realmente necesites usarlos.

Además, siempre puedes agacharte y ponerte a su nivel para conversar con el niño, pedirle alguna cosa o incluso cuando tienes que marcar un límite. Mirarlo desde su altura es, ponerse a su altura emocional. Es decir que tú no eres más ni mejor porque eres más alta o más grande en edad y tamaño. Estarás propiciando una conversación en donde probablemente se sienta a gusto y confiado para expresarse libremente.

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