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El mundo y el niño

Una nueva mirada acerca del lugar del niño en el mundo

La filosofía Montessori propone una manera de ser en el mundo; una forma de conducirse en la vida. Básicamente por esta premisa fundante, es que puede adecuarse tanto a la vida escolar como en casa. En la escuela, el espacio destinado a los niños se llama Casa de los Niños, poniendo de manifiesto, casi de manera revolucionaria, que el marco escolar y de estudio deben ser considerados lugares cálidos y de ambiente familiar. Hablamos de un espacio comunitario abierto a la vida real y no escindido del mundo. Un lugar en donde se aprende viviendo juntos y desarrollando actividades. El mundo de los niños es el mismo mundo de los adultos y depende en gran medida de quienes somos conscientes de ello, que integremos estas dos dimensiones en una sola, de manera que convivan y se retroalimenten mutuamente.
La pedagogía Montessori se sustenta sobre tres pilares fundamentales: el adulto preparado, el entorno adecuado y los materiales científicamente diseñados. A mi me gusta decir que el cuarto pilar es el núcleo familiar, que hace del niño un integrante de una familia determinada, con características y tradiciones específicas y que éstas y no otras, enriquecen y determinan su Ser desde el primer momento de vida.

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