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El primer ambiente preparado es el vientre materno

Un ambiente adecuado a cada etapa evolutiva del niño beneficia su desarrollo natural y promueve la adquisición de conocimientos y habilidades

Desde el inicio mismo de la gestación el bebé se desarrolla en el ambiente propicio, -dentro de tu vientre-, que proporcionará a lo largo del proceso todas las necesidades biológicas para el correcto desarrollo de la vida.
No solo eso, la sutil iluminación que se filtra a través de tus tejidos, los latidos de tu corazón y tu voz, el movimiento producido por tu andar, complementan también las necesidades emocionales del niño por nacer, que se sentirá -además de contenido, alimentado y a la temperatura adecuada-, seguro y protegido emocionalmente.
Una vez transcurridos los nueve meses de gestación, el bebé llegará a este mundo, de características muy diferentes a lo que experimentó en tu vientre, y en donde tendrá que adquirir su independencia y construirse como Ser humano a lo largo de su vida.
El crecimiento físico ocurrirá de manera natural; sin embargo, “en el niño debe existir una vida psíquica que precede la vida motriz, y que existe con anterioridad a toda expresión exterior e independiente de ésta” (M.M) y, para que este proceso de desarrollo, -que de acuerdo a la Dra. Montessori ocurre durante los primeros 24 años de vida-, evolucione de la manera esperada y sin obstáculos, es menester proveer al Ser un ambiente adecuado.

 

“Del mismo modo que el embrión físico necesita un ambiente especial que es el seno materno, este embrión espiritual necesita ser protegido por un ambiente exterior animado, cálido y amoroso, abundante en alimentos; un ambiente en que todo sea acogedor y donde nada obstaculice el desarrollo”.

Maria Montessori.

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