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La torre rosa

Los alcances de este material maravilloso

La Torre Rosa es un ícono del enfoque educativo Montessori y un material sensorial que aborda múltiples aprendizajes y distintas etapas del desarrollo del niño.
Está compuesta por 10 cubos de diferentes tamaños que van de 1 cm3 (1 x 1 x 1cm) a 10 cm3 (10 x 10 x 10cm), aumentando 1 cm3 en cada cubo. La Torre es de madera maciza y de color rosado. Su altura total es de 60 cm.
Cuenta la anécdota que a la hora de diseñar la Torre Rosa, María Montessori presentó ante los niños torres de diversos colores. A través de su observación científica, Maria Montessori notó que los niños preferían trabajabar con la de color rosa…
Es por esta razón que la famosa Torre Rosa es de color rosado; simplemente porque fue el color elegido por los niños, de manera intuitiva. Fiel a sus convicciones y a sus estudios, Maria Montessori decidió ”seguir al niño” y dejar la torre del color escogido por quienes iban a manipularla.
El objetivo principal de este material es trabajar conceptos prematemáticos como tamaño y peso. Además, contribuye al enriquecimiento del vocabulario, aportando los conceptos cubo, grande, mediano y pequeño, y sus comparativos y superlativos.
Al tratarse de un material sensorial, el niño incorpora conceptos matemáticos más complejos, a nivel inconsciente, que lo prepararán para trabajar en el área de matemáticas en una etapa posterior. Por ejemplo, las potencias o raíz cubicas o la capacidad de volumen. Sabías que en el cubo más grande de la torre rosa entra exactamente 1 litro de líquido?. La Torre Rosa también invita al niño a mantenerse en movimiento, llevando cada uno de los cubos al tapete y devolviéndolos a su lugar una vez terminado el trabajo. Esto es un dato fundamental del material, ya que estar en movimiento activa la circulación sanguínea y ésta, promueve las conexiones neuronales además que contribuye a extender los períodos de concentración del niño. Un dato más acerca del movimiento: los diez viajes que realiza el niño al comenzar y al terminar, junto con los 10 cubos que conforman la torre, lo introducen al sistema decimal que conocerá concretamente más adelante.
Por último, pero no menos importante, el niño utiliza sus manos y ejercita la musculatura de la pinza, desarrollando la motricidad fina, la precisión y la coordinación óculo-manual. Todas habilidades que pondrá en juego a la hora de iniciarse en la lectoescritura.
Que material tan maravilloso, no es cierto?

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