Movimiento y aprendizaje
La aparición del hombre activo que viene a sustituir al hombre inerte representa una nueva existencia para el niño. A través del movimiento, el niño explora y ejercita su cuerpo y su musculatura de acuerdo a sus necesidades constructivas de la vida de relación.
Desde sus primeros días de vida en adelante, el niño trabajará arduamente para poner en movimiento su cuerpo, descubrir sus extremidades y alcanzar los objetivos que se irán imponiendo a lo largo de su desarrollo. Para esto, la libertad de movimiento será fundamental y determinante en la adquisición de sus habilidades físicas, emocionales e intelectuales.
De acuerdo a su edad, sus posibilidades y su ritmo individual, cada niño encontrará la manera de moverse, de caminar conquistando el equilibrio y la seguridad en la marcha, y de descubrir las funciones de su mano al servicio de la inteligencia para ejecutar trabajos.
A través del movimiento el niño contribuye a la generación de las conexiones neuronales necesarias para desarrollar su cerebro y ampliar el aprendizaje, ejercitando la coordinación necesaria para organizar los movimientos guiados por su ego, que manda en su interior. El ego es el nexo constructor entre la personalidad psíquica naciente y los órganos de la expresión.
